**Labios sangrantes sedientos de vida y recuerdos. Ingenioso destino el de la sombra susurrante, gira alrededor de la lluvia agonizante. Hacía una inmensa madre noche, volando, Tiritando, esperando a que su gemido sea oído. Fuego en sus ojos vacíos, llenos de sombras. Intensa sed de sangre entre épocas de existencia. Recuerdos olvidados Entre sueños teñidos de carmín**

domingo, 11 de enero de 2009

Hijos de la Oscuridad IV: Ezequiel

**Ciego a la realidad. Muerto para el mundo. Silencioso para el tiempo. Ezequiel entra en las noches como criatura solitaria.
De alas peladas y finas, de tira sobre los ojos, de cicatriz rasgada. Ezequiel suspira entre cosmos de tiempos.
Sin poder deslumbrar la luz que puede guiarlo hacía la Luna. Busca entre árboles su vida perdida una tarde de Otoño.

Ezequiel, tantea las lápidas grises y de piedra. Buscando una señal de su amada.
Su corazón está tan roto que fue imposible recomponerlo y su vida terminó en el mismo instante en el que ella le dio la espalda.
Ahora es un alma errante.

En su cuerpo no cabe ningún otro sentimiento. Solo siente dolor y un enorme amor, el cual su llama sigue viva aunque su cuerpo no lo esté. Siempre estará enamorado de la joven de cabellos otoñales, de ojos invernales y de sonrisa tan cálida como el propio verano.

Ciego de amor y herido. No tiene nada. Ella se fue dejándolo caer en la inmensidad de un mar de muerte. Ezequiel la recuerda.
Con lentitud murió. Poco a poco su espíritu fue acabando en su interior hasta que no pudo soportarlo y puso final a todo aquello.

De GrAn AuToRa


Pero ahora, una vez muerto, sigue buscándola y tiene toda la eternidad para encontrarla. La Luna vela por su amor y la oscuridad cuida su dolor. Ezequiel se refleja en los cristales tanteando cada rostro. Ezequiel se encuentra en cada anochecer.
Vuela de noche para caer de nuevo al amanecer. Cada día es una nueva muerte.

Recuerda como el agua le envolvió y como se hundió. Hundirse hasta el fondo, en donde tan solo hay oscuridad y en donde podría recordarla por siempre. Sin respirar, sintiendo como su corazón late como loco. Como pasan los minutos y su vista se oscurece como tapada por una cinta. Sintiendo que su espíritu se desvanece y al fin, dormir en el sueño eterno.

Pero despertó, se vio a sí mismo en aquel fondo. Muerto, sin aliento. Sin pensamientos, había conseguido olvidarla. Pero su alma corrompida había vuelto a despertar en vez de descansar para siempre.
Pobre Ezequiel, un alma en pena.
Ciego a la realidad. Perdido en sus recuerdos. Silencioso para el tiempo. Buscador eterno. Y muerto para ella**

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"Deja tu comentario aquí. Gracias"